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Caso de éxito más allá de las fronteras. Nancy Carrera: una mujer que inspira


Fotografía: cortesía de Nancy Carrera

“La gelatina me salvó la vida”

Nancy Carrera es originaria de Guerrero y desde que tenía 18 años emigró a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades para su desarrollo. Desde entonces nada la ha frenado para cumplir con sus metas. En un momento difícil de su vida en el que estuvo en depresión necesitó ocupar su tiempo se encontró, “por casualidad” con un taller de gelatina en un Centro Comunitario. Entonces: empezó su camino por el mundo de que le ha dado grandes posibilidades, desde aprender técnicas de gelatina, repostería, abrir su propio negocio y, la mejor parte, poder inspirar a más mujeres a ser autosuficientes, libres, seguras, emprendedoras y, sobre todo, amigas, al enseñarles a hacer sus propias gelatinas y pasteles.



En 2019 conoció los productos Duché gracias a su acercamiento con Duché West y el acompañamiento de Verónica Gail. Actualmente es distribuidora de productos para sus alumnas y consumidora de La Dorada, de esencias y además del ácido cítrico, usados para gelatinas florales, encapsulados y más creaciones; así como de las oleosas para aplicaciones en repostería. “Conocí los productos Duché y me encantaron. Tienen muy buenos sabores y la grenetina es… ¡ufff, buenísima!  Ahora que trabajo con las oleosas es otra experiencia. Les digo a mis alumnas que nuestros pasteles son únicos porque sabemos qué calidad de ingrediente ponemos. Para rosca de reyes, he dado dos clases. Han comentado que ha durado 15 días la rosca y sigue igual de suavecita. Yo sé que no es solo la receta, sino que es el ingrediente”, comenta Nancy emocionada.

Cuando le preguntamos qué significaba la gelatina para ella, nos dijo: “Me salvó la vida”, y agregó: “Es algo bien bonito, puedes plasmar en la gelatina tus alegrías, emociones, tristezas y sabes que nadie te a va a criticar porque estás expresando lo que eres”.

A Nancy le gusta ser inspiración e impulsa a sus alumnas a verse y sentirse grandes.

“Mi historia es curiosa, pero es muy motivadora”, asegura la mujer y madre de cuatro hijos, José Luis (este año cumple 23), Jacob (de 8 años y medio), Ismael (cumplirá 5 en 2022) y Mary Paz (de 2 años); todos nacidos en Estados Unidos.

Desde que llegó, en 1998, a Phoenix, Arizona, Nancy empezó a trabajar en cocinas, como lava loza y luego en la línea de preparación. “Trabajé para la misma compañía por 11 años, pero nunca pasé de lo mismo”. De Phoenix se fue a California (2008); y ahí vivió un momento muy difícil de su vida que la llevó a sentirse muy deprimida, así que se acercó a un Centro Comunitario para buscar talleres. “Tenía una necesidad de llenar el espacio de la depresión, iba a entrar a un taller de maquillaje y me avisaron que había uno de repostería; yo no sabía nada de dullas y de gelatina… estaba peor. Tomé mi primera clase y me emocionó mucho ver cómo se hacía la hidratación; aunque mi grenetina ni cuajó porque era de muy mala calidad, me la habían vendido a granel y muy barata. Pero yo estaba ahí deseosa de aprender. Mi experiencia era en cocina, no en repostería. Hicimos una gelatina encapsulada, con frutas, fresas, uvas, muy sabrosa. Mi primera gelatina era una chulada, mi primer pastel, aunque fue de cajita me gustó mucho decorarlo; estas experiencias te dan mucho. Yo veía cómo se entregaba la maestra y dije: yo quiero un día ser como ella”, mientras nos cuenta la historia contagia su entusiasmo. 

Poco tiempo después Nancy empezó a recibir pedidos de gelatinas y pasteles. Para 2015, que ya llevaba un año haciendo sus creaciones para la venta, la empresa restaurantera en la que trabajaba le avisó que la reubicarían, y en 2016 llegó a Oregón. “Sola, con mis hijos, uno de 16 y el otro de dos años y medio. No teníamos a dónde vivir, así que por unos días nos fuimos a vivir a un hotel; me presenté a mi trabajo en la compañía en el restaurante y el primer fin de semana me busqué una recámara. Al mes comencé a buscar un lugar; pero nuevamente vino la sensación de extrañar y no querer estar sola, así que busqué qué hacer y visité los Centros Comunitarios; pero acá si quieres un espacio tienes que pagar. No había taller de gelatinas y pasteles, entonces propuse hacer un taller yo; si no hay, pues hay que innovar y aunque mis pasteles no eran perfectos yo quería alguien con quien platicar, que me escuchara, que me hiciera compañía.  Me gusta juntarme con personas que inspiren y ser inspiración. Y qué mejor que compartir lo que uno sabe”.

Sin embargo, en este primer emprendimiento las cosas no salieron como Nancy esperaba (aunque después se dio cuenta de que fue lo mejor que pudo pasarle). A pesar de que había más de 30 personas inscritas, no llegó más que una mujer que había manejado 1 hora y 45 minutos solo para tomar la clase. Finalmente, Nancy empezó a darle clases en su casa, no en el Centro, que estaba un poco más lejos; pero: “a esta mujer no le importaba manejar 2 horas una vez a la semana. A las 9 am estaba puntual para la clase. Le di clases de gelatina, primero la de agua y de leche, luego, pintada a mano, encapsulada, formas, flores inyectadas”. Su única alumna fue su mejor promotora y poco a poco más alumnas, que también llegaban desde lejos, tomaron clases con ella. 

Con las ganas de abrir nuevos espacios para compartir su conocimiento, y ya con tres hijos, Nancy contactó con otro Centro Comunitario para hacer su propuesta, esta vez sí llegaron 20 muchachas a tomar las clases y cuando terminaron se hizo una graduación y exhibición de las creaciones de las alumnas. “Presentaron su trabajo, abrimos las puertas al público y las probaron. De todas las experiencias es la más linda. Tuve muchas graduaciones de muchachas haciendo gelatinas”, comparte la maestra.

En 2019 supo de Duché West como distribuidora de esencias y grenetina. “Fue como un tesoro y me puse en contacto con Verito. Le comencé a ordenar producto y también empecé a tener ingreso de la venta de productos de Duché y tengo la satisfacción de que mis alumnas tienen el producto en casa”.

Para ampliar la capacitación de sus alumnas, la maestra Nancy ha contactado a Chefs para que den clases sobre técnicas avanzadas.

Así que, con sus cuatro hijos, un esposo que la apoya y toda su actitud de aprender y de hacer siempre más, Nancy hoy tiene su negocio de venta de gelatinas y pasteles, además de la venta de productos Duché y, por supuesto, continúa dando sus clases, ahora en su nueva casa en la que tiene más espacio. En este 2022 espera tener un local en el que pueda ofrecer estos tres servicios. 

Las mujeres que toman las clases son en su mayoría mexicanas, pero también hay varias americanas e hindúes. Nancy no solo les enseña a hacer gelatinas o pasteles, les enseña a ser compartidas, amigas y mujeres confiadas y libres. 

Para finalizar le pedimos que lanzara un mensaje a más mujeres que pudieran sentirse identificadas con su historia y esto fue lo que nos compartió: 

“Sabemos donde nacimos, pero no donde terminaremos; recuerden que siempre hay que decir que somos emprendedoras, porque habrá alguien que pueda interesarse en nuestro trabajo y qué mejor recomendación que la de una misma. Además de que sepan que nunca nadie es más ni menos que nadie; cada quien tienen su talento, su don y su esencia”. 

Aun cuando la entrevista fue vía telefónica y estábamos a miles de kilómetros de distancia pudimos sentir la calidez y el entusiasmo de Nancy al compartir su historia. 

¡Felicitaciones, Nancy por tu empeño, por tu compromiso y por cumplir tus metas!