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Raquel Ángeles Reséndiz: historia de generosidad, compromiso y amor

En las gelatinas encontré mi vocación y mi lugar feliz

Raquel Ángeles Reséndiz, originaria de Aculco, es emprendedora, madre y creadora de Gelatinas y Postres Rar. Su historia ha estado marcada por la resiliencia y la búsqueda de sentido, para Raquel, el arte de la gelatina es su vocación, sustento y misión de vida. “Le pedí a Dios que me ayudara a hacer algo porque yo sentía que no podía y me mandó esto”, recuerda sobre sus inicios tras una fuerte depresión al fallecer su padre en 2012.

En su camino con la gelatina, Raquel ha encontrado en los productos Duché a sus mejores aliados. “Desde el primer momento en que abrí una bolsita de esencia, supe que era diferente, comenta y agrega que la esencia de nuez fue su primera conexión con la marca, cuando elaboraba garapiñados; más adelante, cuando comenzó a hacer las gelatinas conoció la grenetina. “Estoy mega enamorada de la Especial Chef, me encanta porque les da firmeza y luz a mis gelatinas. Uso también la Dorada para gelatinas hidratadas y la Especial para figuras más pesadas, como mis macetas de suculentas. Las hieleras aguantan perfecto el peso sin deshacerse”. Además, destaca la practicidad de los concentrados como el de grosella, su base para casi todas las preparaciones: “me ahorran tiempo y me garantizan sabor constante”. Los productos Duché forman parte de su sello personal. “Mis clientes aman la esencia de mandarina en gelatina cristalina y la de plátano, en leche, es mi favorita porque les recuerda sabores de infancia. Qué decir del bióxido de titanio que me ha salvado muchas veces, realza los colores y hace lucir mejor mis diseños. 

Cada producto Duché que ha incorporado no sólo le ha facilitado el trabajo, también ha elevado la calidad de sus creaciones. “Si voy a hacer un producto para alguien, tengo que dar lo mejor. Por eso uso Duché, porque lo refleja el resultado y lo notan mis clientes”, afirma convencida.

El mensaje que lanza Raquel para aquellas personas que piensan en entrar en el mundo de las gelatinas es: “a mí me ayudó a encontrar mi camino en la gelatina y sé que les puede ayudar a no depender de una persona o de algún trabajo y hacer su negocio”.

El arte y la técnica: su taller de creatividad

Quien le enseñó a Raquel a hacer las gelatinas fue, en un inicio, su cuñada y cuando en un momento ella no pudo atender los pedidos para el 10 de mayo le dijo a nuestra entrevistada que las hiciera. Su técnica se fue afinando a lo largo del tiempo. De pintar a mano con pincel, pasó a explorar técnicas como la bidimensional, el vitral y el uso de transfer. Incluso llegó a comprar su propio equipo de impresión, gracias al apoyo de su madre, y ahora también es proveedora de obleas comestibles. Al preguntarle sobre su técnica favorita nos dijo: “Las macetas de suculentas, me las piden mucho”.

Raquel no sólo ha aprendido a crear piezas visualmente impactantes, sino que ha hecho de este arte una forma de conexión con su entorno: “Aquí en el pueblo me conocían por mi papá, pero por las gelatinas subí de rango, me felicitan, me reconocen”. Su camino ha sido de constante aprendizaje, motivado por la necesidad y la pasión: “Cada vez que me hacen un reconocimiento le doy gracias a Dios porque yo se lo pedí”.

Hoy sus dos hijos cuentan con carreras universitarias gracias al tesón y amor a su negocio, pero no solamente Raquel se comprometió con su familia, sino que ha llevado su arte más allá: Ha enseñado a amigas, a mujeres que lo han necesitado como terapia o como fuente de ingresos; realiza acciones solidarias constantes: rifas para niños con cáncer, apoyos a jóvenes de comunidades marginadas, clases con causa. “Venimos a este mundo para servir a los demás, para dejar un legado. Si alguien dice: ‘hago gelatinas porque ella me enseñó’, ese ya es un regalo”.

El legado de Raquel

Raquel, gracias por compartirnos no sólo tu talento, sino también tu enorme corazón. En tus manos, las gelatinas no solo endulzan el paladar, sino que también alimentan esperanzas y posibilidades.