La gelatina me ha abierto puertas, es parte de mi vida.
Para Ale Valrizo la cocina y la repostería han formado parte de su historia. “Mi papá es panadero y desde niña veía que tomaba cursos y aprendió a hacer gelatinas, desde las de vasito y mosaico hasta florales con cuchara y espátula; yo veía a mis papás hacerlas y me llamaba la atención”, comenta en entrevista quien hoy en día es sous chef para una empresa extranjera con sede en la Ciudad de México. Fueron las gelatinas las que le han abierto puertas, pero también las que la han ayudado en momentos de depresión a salir adelante. “Mi mamá falleció y me desahogué haciendo gelatinas, como no dormía, me ponía a ver tutoriales”, comparte.
La grenetina 290 Bloom ha sido un ingrediente en su historia, ya que, “la conozco de toda la vida, mi papá decía que la mejor era “La Dorada”. Es muy buena grenetina, me gusta por el bloom que maneja. La Especial Chef la uso por la transparencia. Las esencias las conocí en la Expo Gelatinas, a penas probé el concentrado de queso y como las esencias, tiene muy buen aroma. Los colores me gustan por la fijación y que verdaderamente son de gel”.
El mensaje que lanza nuestra entrevistada para motivar a quienes se interesan por el arte de la gelatina es: “Que no dejen de luchar por lo que les apasiona. Sigan innovando, se queda uno sorprendido de lo que se logra, porque la gelatina es muy noble y es un postre que se destaca. No se cansen de crear, de insistir, de seguir sus metas y no desistir”.
El comienzo de una carrera
Ale fue madre a temprana edad por lo que desde muy joven se puso a trabajar en cocinas, su conocimiento en repostería y gelatinas le dio perspectiva sobre otras posibilidades de aplicación de la grenetina en postres. “Cuando me decían que hiciera un postre hacía gelatinas con las recetas de mi papá”.
A raíz de la muerte de su madre y en plena pandemia, Ale comenzó a hacer gelatinas, ver tutoriales y desahogarse a partir de aprender nuevas técnicas. Las clases que veía en grupos de Facebook, como JellyMar, la inspiraron a participar en dinámicas y concursos en los que llegó a estar dentro de los primeros lugares. “Hacer las gelatinas me sacaba de mi depre; la primera gelatina que hice para concurso fue una catrina con una caja de luz y luego hice una villita navideña, eran 12 litros de gelatina”.
Después de la pandemia, nuestra entrevistada reabrió su negocio promocionando la venta de pasteles con gelapaletas. “Me iba muy bien y siento que las gelatinas son un negocio muy rentable”, comenta y agrega, “así empecé a acreditar mi negocio y empecé a hacer también inyección. Me gusta hacer gelatina, el costo en un postre es más económica y la mayoría de la gente la come. Además, si en una gelatina te equivocas la puedes derretir y volver a empezar, en los pasteles no se puede. Próximamente voy a emprender, es algo que me encanta y quiero poner algo en la Ciudad de México”.
En la Expo Gelatinas, Ale conoció a quien hoy día es su esposo y esta relación fue la que la trajo a vivir a la Ciudad de México, en donde buscó trabajo en el comedor de una empresa de tecnología y comunicaciones extranjera. “Al año y medio de trabajar ahí me ascendieron y fue gracias a que empecé a proponer gelatina como postre y aplicaciones que no llevan mucha azúcar porque las personas de esa empresa por su cultura no comen mucho dulce. Ahora soy Jefe de cocina y sigo tomando cursos de repostería y panadería”.
El trabajo de Ale le da poco tiempo libre, sin embargo, la maestra Anny Suárez la convocó e impulsó a participar en el 2º Campeonato de Gelatina artística, espacio en el que el año anterior ganó un tercer lugar en la categoría profesional. En esta ocasión Duché envío los productos para la realización de su proyecto.
Inspiraciones y significado
“La gelatina ha estado presente en mi vida y me ha abierto las puertas en muchos sentidos. Yo me veo haciendo gelatinas y quiero seguir en el medio. Aunque tengo poco tiempo me relaja mucho, cuando tengo mucho estrés en el trabajo y lego muy tensa me pongo a inyectar o hago postres en casa”.
Al preguntarle sobre sus inspiraciones nos comentó: “Depende cómo me sienta, a veces estoy muy ansiosa, necesito inyectar y hacer algo con demasiado detalle. Si estoy triste hago rosas, porque a mi mamá le encantaban. Si estoy alegre se me ocurre hacer encapsulados de frutas. También depende de lo que pida el cliente y si son cuestiones temáticas me pongo a investigar”.
Recomendaciones
1. Anoten todo lo que hagan, hasta de los errores porque a partir de ello se puede aprender al analizar qué pasó y cómo lo podemos componer.
2. No desesperarse ni sentirse derrotado; volver a hacer e intentarlo siempre.
Gracias, Ale por compartir tu historia, inspirar a más personas a seguir sus sueños y hacer de Duché una parte de tu historia de vida y creatividad.