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Gabriela Galicia, una historia de fortaleza y amor

—A la gelatina le tengo mucha gratitud.

Gelatinas artísticas “Gaby” es el nombre del negocio que desde hace más de 25 años ha dado techo, sustento y satisfacciones a la familia de Gabriela Galicia Rico. Con sus ingresos pudo construir una casa para su madre (q.e.p.d.). “Yo le cumplí su sueño a mi mamacita, le dije que esta iba a ser su casa hasta que Dios la llamara, y así fue. Ahora yo vivo aquí, disfruto de mi esfuerzo y sigo al pie del cañón, como dicen”. Gabriela no sólo le ayudó a su madre con la casa, también la enseñó a hacer gelatinas y por muchos años las vendieron en la zona. “Ahora se acuerdan mucho de mi mamá y me preguntan por ella y me dicen: ‘mi niña creció con las gelatinas de su mamá y ya se va a la universidad’ o  ‘¿Ya no viene la abuelita de las gelatinas?’ preguntan”, comparte con cariño y nostalgia.

Desde aquellos comienzos, Gabriela utilizó la grenetina 290 bloom, “La Dorada” para hacer sus gelatinas porque “es muy transparente y no tengo que comprar de una y de otra. En eso me gusta”. Llegó a utilizar el Mix d’Duché, para “las más exclusivas”. Sobre la esencia de grosella comenta: “no me falla nunca y la compro de litro”. También ha usado colores en polvo y recientemente, en Expo Gelatinas, conoció los colores en gel. 

Gabriela es una mujer entusiasta y generosa que ha compartido sus saberes con quienes se han acercado a ella. “Yo siempre le he dado la mano a quien viene atrás, es más fácil cuando alguien ya caminó por ahí”, y agrega que “la clave está en insistir, ser constante; las cosas fáciles a cualquiera se les da, pero esas personas que lo logran es porque sintieron amor por hacer lo que querían”. 

Lo que sabe lo aprendió de manera autodidacta, “nadie me enseñó, en la misma bolsa dorada vienen impresos los ingredientes para hacer el litro de leche y de agua, yo así empecé; dicen que es prueba y error”, y agrega, “las primeras no eran muy bonitas, pero la práctica y el tiempo ayudan a que cada vez luzcan mucho mejor. Yo me las ingeniaba para cortar, trazar o cuando no tenía moldes; es lo que sale del ingenio y la creatividad porque cuando uno ama lo que hace no hay límites”. 

Aun en los momentos más difíciles, esta mujer ha encontrado la fuerza para levantarse y continuar haciendo sus gelatinas. Comparte que, en los momentos de mayor depresión y tristeza por la pérdida de su madre, “mirando mis creaciones les llegué a decir a mis gelatinas ‘perdónenme porque abandoné todo y ustedes me han dado lo que soy’. Porque llegué a tener dinero en mi bolsillo y un techo que se dio gracias a mis gelatinas; tuve un coche, que fue producto de mi trabajo; mi refri lo compré también por las ganancias que me dieron ellas. Así que sólo les puedo tener gratitud y le digo a mi mamá que si es que existe el cielo y ahí está vea que Dios me sigue dando la bendición de continuar y de ayudar a quien quiera recibir las enseñanzas que le pueda dar”.

Con los años de experiencia en el negocio nada la frena para seguir aprendiendo y abriéndose camino en el negocio de las gelatinas. “Estoy en la disposición de seguir aprendiendo”, comenta. 

“Sé que no ha sido un buen año para mí, pero yo voy a poner todo de mí porque quiero cumplir mis sueños que no he terminado de concretar; si Dios me da vida. Ahora tengo ese empujoncito que necesitamos como el de Coloidales Duché; gracias por haber volteado a verme”, concluye.

Felicitaciones, Gabriela por su tesón y su perseverancia, deseamos que alcance más sueños y esperamos seguir siendo parte de sus creaciones. ¡Arriba y adelante!