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Delfina, una década de compartir su amor por la gelatina



—He aprendido muchas cosas de las gelatinas, me ha dado satisfacciones.


La maestra Delfina De la Rosa Murillo es un ejemplo de generosidad, amor y vocación por la enseñanza. Actualmente trabaja en la Fundación Arte, Educación y Talento Compartido, A.C. (FUNAET), en la que “ayudamos a personas para que se preparen, se enseñen y tengan un ingreso”. Además, desde la pandemia, y a través de la Fundación, se hizo un grupo de mujeres de la tercera edad que son guiadas por Delfina para desarrollar sus propios emprendimientos. 

“La grenetina nos da mucha facilidad de hacer cosas, igual con los sabores y las esencias. Es algo muy padre porque puedes jugar. Yo les digo a las chicas que tienen que saber combinar colores, sabores; es lo principal. Además de utilizar lo que tienes en casa”, comparte nuestra entrevistada, quien ha encontrado en Duché las posibilidades para desarrollar su creatividad e impulsar la de sus alumnas a quienes invita a utilizar nuestra línea de productos e ir a las Expos a conseguirlos para aprovechar descuentos y promociones. 

Delfina y algunas de sus alumnas del grupo de tercera edad

“La grenetina 290 de Duché es la que me ha funcionado también para hacer bombones y gomitas. Es la que está más a la mano. Ya me acostumbré a la grenetina de Duché. Con 30 g para un litro queda super bien la gelatina, si metemos otra hay que poner más producto, así que estamos ahorrando con Duché. Todas las esencias nos sirven para dar sabor y las ocupamos mucho en las florales. Ahora empezamos a usar las gelatinas instantáneas, me gustó el sabor. Los colores en gel salieron muy buenos; dan muy buen tono en las gelatinas y si en una blanca necesito meter tres colores quedan muy bien. Sus ventajas son: rendimiento, el color; podemos hacer combinaciones que quedan muy padres y los ocupo también para pintar gelatinas con un pincel y hacemos detallitos”. 

El mensaje que lanza a las mujeres y personas que quieran emprender en el arte de las gelatinas es que, “se dieran la oportunidad de aprender y valorar un poquito más lo que saben y descubrir cosas que a lo mejor no tenían idea de que podían hacer. Con las gelatinas nos distraernos; sirve como terapia. Invito a las chicas a que se den la oportunidad de hacer algo sencillo y rico que se disfruta con la familia. Que pueden ser muy emprendedoras con las gelatinas y que gracias a Dios hay muchos recursos para ofrecer a los demás con dedicación y con técnicas diferentes”.


Los inicios 

Hace 10 años aproximadamente que los hijos de Delfina se graduaron y ella buscó algo qué hacer, así que decidió ir a tomar clases de cerámica, de otras manualidades, y de gelatinas. “Me interesó y me fui metiendo en todo este mundo de las gelatinas y desde entonces no he parado. He tomado cursos en el CECATI de gelatina artística; soy inquieta, he comprado las revistas y busco la manera de aprender. He llegado a que yo ya hago mis gelatinas y puedo modificar las recetas. Platico mucho con mi hija que es educadora que no le tengo miedo a la gente, aprendí y domino esto de que hacer la gelatina; para dar mi clase investigo, les explico y les doy técnicas, me gusta que aprendan. Y realmente digo que sí les he enseñado, ya son 10 años en los que he capacitado a mucha gente que ha ido a la Fundación y luego me cuentan que ya las venden y esa es la satisfacción que tengo. Le digo a mi esposo que la gente me sigue y está conmigo, eso me da gusto porque quiero darles sus clases de calidad para que aprendan; cuando me preguntan o comparten sus fotos siempre les hago saber que para lo que quieran yo estoy ahí”. 

Nuevos aprendizajes

En la pandemia la Fundación le pidió a Delfina que hiciera un curso de gelatinas en línea para mujeres de la tercera edad, ya que querían que pudieran tener actividades para no sentir tanto el encierro. Así que los hijos de la maestra la ayudaron a hacer el set en su cocina, le enseñaron a utilizar las herramientas para las videollamadas. “Mi cocina era escenario y nunca pensé que iba a lograr hacer eso y fui aprendiendo, mis hijos me animaban; mi hija me regalaba libros de gelatinas y me conectaba para que yo tomara clases en línea también. Luego salía a comprar el mandado y me decían que les gustaban mis gelatinas. Yo nada más estaba en mi clase y no pensaba si las hacían, pero luego supe que les gustaban, así que fue otra forma de enseñar”. 

Técnica y creatividad

Actualmente, Delfina maneja una gran cantidad de técnicas en gelatinas: “flotante, es decir flotar gelatinas; encapsulados, sobre todo en peceras, les gusta mucho y se puede usar para los peces, flores, fruta, gomitas. Marmoleadas, por ejemplo, de chocolate con vainilla o dos colores diferentes; y por eso jugamos con esencias y con colores. Gelatina de frutas y de jugos. Inyección de gelatina o las 3D, que es otra técnica diferente”. 

En casa de Delfina les gusta la gelatina de horchata y la de arroz, pero ella está convencida de que hay que usar lo que hay a la mano, por eso es que recomienda aprovechar las frutas de temporada. Además de hacer, por ejemplo, salsas dulces para bañar las gelatinas de yogurt, como la de jamaica con arándano o de mango. 


Negocio y planes

Delfina no sólo da sus clases, también vende sus gelatinas en fechas especiales y como ella dice: “Gracias a Dios que me bendice porque no busco el trabajo y me llega; además es un negocio en el que no descuido mi casa porque trabajo desde ahí, además de que tengo un ingreso para mí. Hago para el 10 de mayo o para escuelas y se me acaban. Si tuviera algo más formal pienso que me iría bien porque la gente me busca cuando quieren un detalle, yo les soluciono y les ofrezco algo bonito”.

Además de soñar con tener una venta más formal, piensa en enseñar más porque es lo que le gusta. “Yo vivo acá en Santa Rosa Xochiac y en los pueblitos que están más cerca me invitan a dar clases a San Mateo, a San Bartolo. Quiero ir a enseñarles a más chicas y ofrecer más para tener ingreso para mí. En la escuela en donde trabaja mi hija me dicen que si daría talleres a los niños manualidades o gelatinas, y le digo que mejor gelatinas. En Santa Rosa, por ejemplo, se da mucho la pera y la gente no sabe cómo usarla, así que sería bueno dar clases para que aprovechen lo que hay en el pueblo y hagan gelatinas, conservas, mermeladas, ates…”

Significado de las gelatinas

Al preguntarle sobre lo que han significado las gelatinas, Delfina nos dice que, “al principio lo hacía porque me gustaba, a mis hijos desde que eran chiquitos les hacía gelatinas y jugaba con ellos y me llamó mucho la atención; después hasta les daba mejor agua de gelatina para que sus huesos crecieran fuertes. Así fui ideando cosas. Hoy me doy cuenta que me ha dado mucha satisfacción, he aprendido muchas cosas de las gelatinas y me gusta cuando me dicen: ‘Gracias Delfi me gustó; quedé muy bien’, sé que he podido enseñarles a hacer algo diferente de su vida”. 

Para cerrar la entrevista esto es lo que nos compartió: “Gracias por tomarme en cuenta para compartir y con ustedes porque es lo que más me gusta: compartir”.

Muchas gracias a usted, Delfina por su dedicación, por su amor y su generosidad para guiar a tantas personas a inspirarse y encontrar en la gelatina una forma de vida; gracias también por dejar que Duché forme parte de su camino.

¡Felicitaciones por una década de servicio a su comunidad! Deseamos que continúe creciendo personal y profesionalmente.