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Gabriela Espinoza, ejemplo de amor y pasión por la vida


— Disfrutar de la vida trabajando en lo que más amas.

Gabriela Espinoza, también conocida en sus redes como Rhenata Alvarez, es mexicana y desde hace 15 años vive en California, EUA. En 2016 comenzó a hacer gelatinas como un negocio que le permitiera ayudar a su hermana con el cuidado de su sobrina, quien nació de manera prematura y ahora tiene 10 años y es una niña muy sana. Este acto de amor se convirtió en lo que hoy es, además de un medio para apoyar la economía de su familia, su razón de vida, ya que Gabriela padece de una enfermedad que en ciertos momentos la incapacita. “Este trabajo me ha ayudado a salir adelante, a desconectarme de esa enfermedad y a ser una mujer más feliz; si conocieran toda mi historia podrían comprobar que de verdad amo hacer gelatinas”, comparte en la entrevista exclusiva que nos regaló. Actualmente su negocio incluye gelatinas y postres para fiestas: flanes, cakepops, carlotas, cheesecake, fresas con chocolate…

Sobre nuestros productos comenta: “Sólo uso Duché. La mejor grenetina, La Dorada, se trabaja muy bien. Me gusta mucho cómo cuaja y que le da mucha consistencia que es firme pero no dura como gomita. Yo hago muchas gelatinas de dos o tres pisos y se pueden quedar hasta 6 horas fuera del refri y no se deshacen. Hasta ahora ninguna se me ha roto. Uso todas las esencias, me gusta mucho el sabor que le da a las gelatinas, me encanta la de naranja para encapsulados y la de piña. He probado otras grenetinas y esencias, pero yo me quedo con Duché. También uso las oleosas para pan, me gustan la de mantequilla y la de nata. La vainilla también la uso mucho”. Gabriela nos dice que en algún momento quiere aprender a hacer gelatinas florales y otras preparaciones para probar la Especial Chef y el bióxido de titanio.


Este es el mensaje que comparte: “Es importante que te no te dejes vencer, ni creer que no puedes, podemos luchar por lo que queremos; si tienes el interés y el deseo de tener tu propio negocio lo puedes hacer. Juntarte y aprender de la gente que te quiere enseñar; tenemos que ser honestas y ayudarnos entre nosotras por qué no, Dios es de todos y tiene para todos”, y sobre su enfermedad comentó: “Para muchas personas se nos cierra el mundo y cuando vemos que otras personas han pasado por batallas fuertes, puedo decir que la mía no ha sido tan fuerte; pienso que le da más fuerza a más mujeres y si nos unimos y nos apoyamos, nos damos un aliento: ¡Sí podemos chicas!”


Gabriela agradeció este espacio para contar su historia: “Qué bonito que en mi país  se hayan interesado en mi pasión y en algo que me ha ayudado a salir adelante. Amo a Duché y que Duché me ha ayudado a trabajar en lo que quiero”.

La historia de Gabriela es inspiradora en todos los sentidos, de vivir en condiciones muy pobres en México se fue con su familia a buscar el Sueño Americano y gracias a las posibilidades de atención médica hoy puede hacer lo que ama: apoyar a su hija, a su esposo y a su sobrina que quiere como otra hija más. 

“Yo no sabía hacer gelatinas y aprendí a hacerlas aquí. Aunque cuando era niña éramos muy pobres y mi mamá hacía como bolis y a mí me encantaban, los vendíamos afuera de la casa. Yo sabía hacer las básicas, pero aquí en Estados Unidos aprendí a jugar con sabores, con la grenetina; muchas veces me equivoqué, pero no me vencí. Cada vez que hago una gelatina siento que todas son diferentes, porque tiene algo especial y cada vez veo cómo las decoro mejor. Aprendí a hacer haciéndolas, viendo y experimentando. Las primeras las miré en YouTube y algunas clases, pero por lo regular no te dicen todo. Una vez hice una de kiwi y no me cuajó, no sé qué pasó. Todo fue, práctica y pedirle a mi familia que las probara. Ahora si no les hago sus gelatinas ya me reclaman”, comenta y se ríe en complicidad.

Al principio hizo gelatinas de vasito para vender, pero por su enfermedad y el cuidado de la sobrina bebita no podía salir a las calles, así que le pidió a su esposo y a su hija que lo hicieran por ella. “Les daba mucha pena ir a donde había gente y no vendieron nada, regresaron muy tristes y pensé que eso no iba a funcionar. Después mi hija me propuso que las vendiéramos en los departamentos y ahí si se acabaron y me empezaron a conocer. Yo regalaba muestras porque pensaban a veces que eran gelatinas muy simples, pero yo les ponía algo más: amor”.

En un inicio Gabriela no usaba grenetina Duché y compraba una desde Tijuana que le mandaba una persona, pero cuando ya no se la pudieron llevar y estaba desesperada, cuenta que: “Mi esposo, que siempre me ha apoyado me dijo: ‘déjame investigar en las benditas redes sociales’ y así encontró una distribuidora de la marca Duché, que además no estaba lejos de donde vivimos y lo mejor es que la enviaban a casa. Desde entonces compro la grenetina en Duché West con Vero Gail. La marca y los sabores me encantan y a mis clientes también”.

Gabriela hace un gran reconocimiento a su esposo, también mexicano, quien siempre ha tenido dos o tres trabajos y nunca ha dejado de apoyarla, de incentivarla y motivarla para que haga sus sueños realidad. “Es bien importante él nunca me dejó vencer, ver que invertía y no veía ganancias, siempre me decía: ‘va a llegar no te desesperes’. Él siempre ha visto el esfuerzo. Este trabajo es tan bonito, yo le tengo mucho amor a mi trabajo y a mis gelatinas. Además de que sí te da para vivir”.

De entre sus planes está el ampliar su oferta de postres, pero en este momento no es aún el indicado pues comenta que tiene mucho trabajo. “A veces tengo 7 órdenes y hay semanas que solo salen 5 o 3. Depende mucho del clima, cuenta mucho el clima; si esta malo no hacen fiestas. He tenido a veces hasta 15 pedidos y solo tengo un refrigerador para las gelatinas y a veces pienso que en dónde los voy a poner”, agrega, “mi sueño también es abrir una tienda, pero lleva todo un tiempo, poco a poco y paso a paso. Me encantaría algún día exhibir mis creaciones en una vitrina en donde todo mundo las vea”.

Gabriela, en Duché estamos seguros de que lo que te propongas lo lograrás por ese amor que le pones a lo que haces y por el hermoso apoyo que tienes en tu familia; por supuesto que Duché seguirá cerca para celebrar y acompañarte en tus logros. 

¡Felicitaciones y gracias por tu maravillosa labor!


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