Ir al contenido principal

Angie Esquivel, una mujer ejemplar.




—Hacer gelatinas no solo fue aprender a inyectar flores, fue inyectar confianza y motivación; poder en mí misma.

Angie Esquivel es una mujer mexicana que lleva más de veinte años viviendo en California, EUA. Tiene tres hijos, de 28, 23 y 19. A raíz de la pandemia buscó algo qué hacer, contactó a Duché West y la guiaron para comenzar una aventura que le ha cambiado la vida. En poco tiempo se convirtió en una alumna ejemplar del Chef Mario Bello y de Nancy Carrera. Actualmente tiene su marca y se promociona como @angies_gelatin_art (Instagram) y Angie Esquivel Rico (Facebook).

Para Angie aprender a hacer gelatinas le ha dado un impulso en su vida, además de que le permite continuar con su trabajo como chofer de un autobús en el que transporta niños y niñas con distintas discapacidades. “Mi gelatina me ha dado tanto crecimiento, seguridad en mí y confianza, tanta satisfacción, me ha motivado a crecer y me ha enseñado que sí puedo; por eso la amo tanto porque no solo fue aprender a inyectar flores, fue inyectar confianza y motivación; poder en mí misma”, comparte emocionada y agradecida. Además de invitar a más mujeres a “que no desistan. En insistir está el llegar; no dejen de intentar, porque cada práctica, cada intento es mejor que el anterior. Van a legar a su meta. Siempre apegarse a esos deseos y confianza en ellas mismas”.

Así empezó la aventura

Desde siempre a Angie le gustaban las gelatinas y quería aprender más, sobre todo acerca de las flores inyectadas que la impresionaron desde que las vio. A raíz de la pandemia en el 2020 en donde no podía ejercer su empleo de chofer y sus tres hijos estaban en casa se decidió a empezar. “Vero Gail y Paloma me guiaron con lo que necesitaba para comenzar la nueva aventura de aprender las flores inyectadas. Me mandaron lo que iba a necesitar. Cuando me llegó todo me sentí como niña con regalo. Rapidito comencé. El primer intento no fue un buen resultado de las flores, pero me motivó a seguir fue el sabor, ¡qué esencias tan buenas las de Duché!”, expresa entusiasmada con el recuerdo.

“Qué esencias, qué colores en polvo tan vivos y la grenetina Especial Chef me encanta su claridad”. Gracias a la chef Nancy y a la chef Susan Marie Castell aplicó las oleosas para panadería y quedó gratamente sorprendida del sabor, el olor y la consistencia que le da a los productos terminados. Actualmente también probó los colores en gel y son sus favoritos.

Hoy día hace mesas de postres en los que incluye tartaletas de frutas, cake pops, gelatinas individuales y, por supuesto, flores inyectadas, que son sus favoritas.


Un espacio para compartir saberes

Al pregunatrle que si daría clases para compartir lo aprendido, dice que “yo me quería sentir capacitada para enseñar y responder a dudas y voy llegando”. Estamos seguros de que falta muy poco y que será una gran maestra por su candidez y amor al hablar de su pasión. Con las ganas de impulsarla le pedimos que nos compartiera algunas recomendaciones, esto nos dijo: “Lanzarte a hacer intentos diferentes y combinaciones. A veces por accidentes suceden maravillas. A los cheesecakes les pongo grentina para tener más consistencia. Para los glaseados de fruta también pongo grentina. Intentar y usar en diferentes cosas. En aguas frescas le he puesto concentrados de fresa, da muy buen color y sabor. Cosas que no me hubiera imaginado, por ejemplo, al arroz con leche le pongo esencias”. 

Acerca de la inyección comenta: “Lo  que aprendí es que cada quien personaliza sus técnicas. El maestro Mario tiene su técnica, pero quizá para mí es diferente. Algunos no le ponen esencia a la base de la gelatina transparente, a otros les gusta a parte del dióxido poner leche. Cada quien tiene sus métodos y todos pueden funcionar”. 


Sensibilidad y amor, sus ingredientes de vida

Angie es una mujer llena de sensibilidad y de compasión por los otros. Al platicar acerca de su trabajo y la razón por la que decidió tomarlo queda claro que hay una misión muy importante en ella: el servicio a los demás y la escucha.  “Solo Dios sabe en dónde lo necesitan a uno. Yo quería que aunque fuera un momento esos niños supieran que pueden ser tratados con cariño y dignidad, que tienen derecho al amor. Angie ha aprendido lengua de señas básica y comparte que cuando alguno de los niños del autobús le hablan y ella puede contestarles con lo poco que sabe en su lengua “les cambia su carita, como si me dijeran con los ojos: Sí me entiendes. Es un mínimo pero hace la diferencia y hacen la conexión. Es como si me dijeran: sí te importo”. 


Las gelatinas también son un pequeño regalo que Angie les puede hacer a los padres y a los niños en sus cumpleaños o fechas especiales. A pesar de que en EUA no consumen estos postres siempre se quedan gratamente sorprendidos y a veces, cuenta la entrevistada, no se querían comer las flores porque pensaban que eran de plástico y al probarlas quedaron fascinadas. 

“La gelatina va rompiendo barreras entre razas y sabores que no conocían”, comenta Angie y aunque solo la escuchamos sabemos que hay una gran sonrisa en su boca.

Felicitaciones, Angie, porque permitiste que la gelatina fuera tu camino y ahora eres un gran agente de cambio gracias a tu amor y dedicación. Eres una gran mujer y gracias porque nos das la oportunidad de ser parte de tu vida.