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Caso de éxito Gelipet: Chato, un líder de manada que sigue activo a sus 11 años





Chato es un perro cruza de Rottweiler, de aproximadamente 11 años, que fue rescatado en 2012 por José Antonio Elo Lagarde, guionista y productor de cine. “Es un perro muy noble, muy poderoso y nunca abusa de su poder; pareciera que es más centrado que nosotros los humanos. Es el líder de la manada, pero siempre es el que pone calma”. Cabe mencionar que Chato tiene como característica ser adoptante de perros, así es como llegaron a la manada, Despeinado, Chelita y Frijol, todos criollos. Los encuentra, los lleva a presentar con José Antonio y éste se hace cargo de ellos. Hoy en día son 10 perros, no todos llevados por Chato, los que viven en la casa de Acatitlán haciéndole compañía a nuestro entrevistado. 

Hace un par de años José Antonio, notó que Chato tenía rigidez en sus patas, le costaba mucho trabajo levantarse, incluso, lloraba al tocarle el cuello y el lomo. Lo mismo le pasaba a Despeinado. Así que después de revisarlos y de ser referidos con un especialista en la Ciudad de México se llegó a la conclusión de que los dolores se debieron a un extraño proceso en el cual las vértebras se sueldan y una vez que pasa, también se quita el dolor. Sin embargo, para evitar que sus perros sufrieran tanto, José Antonio siguió la recomendación del médico de suplementarlos con cúrcuma, después se enteró de los beneficios de Gelipet y recibió el donativo de Duché de algunos botes para el tratamiento tanto de Chato como de Despeinado. “Despeinado casi recuperó su movilidad al 100% y en Chato vi que había cambios en la forma de moverse, los cambios eran sutiles, pero yo me daba cuenta. Yo sí noté que fue bueno para él”. Desde entonces Chato continúa suplementándose con colágeno de alta calidad de Gelipet y se le ve fuerte, su pelo brilla y, al menos tres veces a la semana, se va “de pinta” con Chelita y Frijol a caminar toda la noche por el bosque en Acatitlán. 

De más joven, Chato fue cazador y hasta hace poco todavía se le han visto estas cualidades, aunque no ha llevado presas a casa. Todavía sigue saliendo a dar largas rondas en las noches, como las que hacía cuando vivían por las marinas cerca de Avándaro, solo que ahora las hace hacia el bosque y a veces se acompaña con Chelita y con Frijol. 

A pesar de que pareciera que la actividad física de Chato ha disminuido por su edad, José Antonio refiere que a su perro le gusta mucho dormir, pero que sigue corriendo cuando es necesario y que continúa siendo el guardián y líder. Es quien pone paz cuando alguno de los otros integrantes comienza una pelea e incluso es el que los defiende, con su sola presencia, el territorio y a su manada ante otros perros. “Ha salvado a mis perros. No he tenido problemas porque es muy raro que un perro ataque a Chato, su presencia impone; aun ahorita que está viejito. Me impresiona mucho, como que hubiera una jerarquía que le respetan, no se atreven a atacarlo y por ende no se atreven a atacar a los otros”.

Así es como Elo Lagarde relata lo sucedido con la movilidad de sus perros: “Chato y Despeinado tuvieron algo curioso, tenían algo que parecía que les dolía la espalda; los llevé con la veterinaria de aquí y les hicimos placas y me dijo que no se veía nada en la columna, que se había reducido por la edad, pero no había nada extraño; sin embargo, yo me daba cuenta de que algo les dolía porque seguían mal. Entonces de plano me refirieron con un médico en México que por teléfono me ayudó a palearles el dolor con cúrcuma y que fue muy atinado; me dijo que tenían un problema en el que las vértebras se acaban soldando y mientras sucedía eso les dolería, pero luego se les pasaría. Finalmente los pude llevar a México con ese doctor que vio las radiografías, les tomó otras placas y confirmó su diagnóstico”.

Gracias a la suplementación con Gelipet, Chato puede moverse mejor que hace dos años y medio cuando “lo empecé a ver más tieso. Para mí era notoria la debilidad en las patas traseras”. Si bien ya no se le ve tan complicado para acostarse o levantarse cuando se trata de fuerza, sí le hace falta soporte que lo mantenga si se le hace presión en la rabadilla porque inmediatamente se sienta.

Chato es considerado por muchas mujeres como un “perro guapo”, su dueño confiesa que a veces hasta se ha sentido un poco celoso y sigue sin entender en dónde radica la guapura de su perro. De lo que está seguro es de que es un perrazo y que para él significa protección, compañía y seguridad. “Chato es un miembro de la familia, al grado de un hermano, una gran compañía, alguien a quien le estoy muy agradecido; me ha defendido dos veces, cosa que le agradezco, eso se me hace algo súper bonito, cuando brincan por ti. Si el Chato ladra sí me asomo para ver qué está pasando, es raro que ladre sin una razón de peso. Me va a doler mucho cuando se vaya”.

 En la próxima entrega conoceremos el punto de vista veterinario sobre el caso de Chato.