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Luna, una perrita que pasó del abandono al amor

 




En esta ocasión, Gelipet comparte con ustedes la historia de un rescate exitoso. La M.V.Z. Rocío López, fue quien recibió el aviso de que había una perrita encerrada en una caballeriza de una hacienda e inmediatamente realizó lo propio para ir a rescatarla. La doctora nos cuenta que a Cecilia, nombre que le dio originalmente a la perrita, la encontraron en los huesos porque los dueños de la hacienda decidieron que ya no podía dar más camadas de cachorros, así que la encerraron sin agua ni alimento para que muriera. “A mí me hablaron de una grabación de una serie, la productora me dijo que estaban grabando en una hacienda y me contó toda la historia; la caballeriza estaba con candado y cuando entramos por ella, la perra estaba súper deshidratada, súper maltratada, súper flaca y no se detenía en pie. La traje a la clínica y le dimos terapia de sostén; la mantuvimos viva (suero, alimentación parenteral, etc.). A los dos días la perra empezó a responder, se empezó a levantar, pero seguía muy débil. Se le hicieron estudios de sangre y resultó que tenía un problema hepático y uno renal, esto por la deshidratación y la desnutrición; estos padecimientos fueron transitorios porque cuando se recuperó los problemas desaparecieron”, nos relata la doctora López.

¿Cómo ayudó Gelipet a la recuperación?



“Lo usamos para rehabilitar todo su organismo, porque estaba en estado caquéxico. Se le manejó alimentación premium con Gelipet y funcionó para reestablecer todos los tejidos, tanto el volumen sanguíneo, como el músculo magro, como tejidos conectivos, como la función cerebral; es decir, todo lo que estaba dañado por efecto de la deshidratación y la desnutrición.

“En otras palabras, el colágeno hidrolizado lo que hizo fue acelerar los procesos y dar los nutrientes necesarios para que se reestableciera de manera óptima y acelerada”, explica nuestra experta en el uso de Gelipet.

Cecilia estaba muy flaca y débil, se caía mucho cuando al inicio de la recuperación la sacaban a pasear, incluso, nos cuenta la doctora que tenían que ponerle un suéter enorme para que no la vieran feo porque estaba en los huesos. “La gente nos veía espantoso porque hasta los huesos de la cabeza se le notaban”.

Además de la desnutrición, Cecilia presentaba otros padecimientos como secuela de la explotación que sufrió al haberla usado como pie de cría. “Tenía descalcificación, daño en la columna; ya ahorita es una perra normal, esterilizada y que no necesita de cuidados especiales”, solo una alimentación saludable y balanceada, además de mucho cariño.



Del abandono, a Cecilia, a Luna La veterinaria Rocío López rescató a la perrita y le puso como nombre Cecilia, así fue como la presentó en un programa de televisión tres meses después de su proceso de recuperación. Ya estaba en peso, con el pelo suave y fuerza en sus músculos, una bóxer lista para encontrar un hogar amoroso.

La familia Valdés vio el programa y llamó a la Clínica Meba para solicitar entrar en el protocolo de adopción, el Sr. Valdés nos cuenta que la Dra. López les hizo preguntas y filtros, “un día nos habló la doctora y nos dijo que no habíamos sido los elegidos y pensamos que quizá no era la perrita para nosotros; pero unas semanas después recibimos una nueva llamada en la que nos preguntaron que si aún queríamos adoptar porque los adoptantes seleccionados la habían rechazado, así que fuimos por ella; el 9 de abril llegó a nuestra casa”.

La Sra. Valdés compartió que habían tenido una bóxer con la que habían convivido por 14 años y que justo el año anterior había muerto, por lo que estaban muy tristes y cuando vieron la posibilidad de adoptar otra bóxer pensaron: “otra bóxer, qué padre”.

La hija de los señores Valdés tiene 8 años y así cuenta cómo fue encontrarse con su perrita, a la que le cambiaron el nombre por Luna: “la primera vez que la vi me gustó estar con ella porque pude acariciarla y sentir su pelito blanco y suavecito; ahora me ama, me persigue a todos lados, es muy cariñosa, me deja que la acaricie, que la sobe. Me quiere. Yo le digo, “mi bonita Lunita preciosa, eres la mejor perrita del mundo”.



Luna tiene una hermana perruna que se llama Muñeca, una French Poodle también adoptada, que a decir de sus amitos es mucho más tranquila y aunque Luna no es muy sociable con otros perros, con Muñeca se lleva muy bien y juegan.

Como buena bóxer, Luna es activa, traviesa y juguetona, sobre todo con el Sr. Valdés; “es muy traviesa y juega rudo, a mí me sigue mucho, como que hicimos clic desde el primer momento y la verdad es que llegó a complementar esta familia porque sentíamos un vacío”. La Sra. Valdés agrega, “si pudiera describir a Luna en una palabra, diría que es amor”.

Hoy Luna tiene un hogar y una familia, puede sentirse cuidada, amada y protegida.